El río Veragua fue una víctima de las distorsiones técnicas y dolosas de funcionarios del Ministerio de Medio Ambiente, que aconteció, como con muchos otros ríos, durante la desastrosa gestión de Bauta con su vice-ministro de Suelos y Aguas, José Alarcón.
Interpretando el decreto 530-09 (sobre canalización de ríos) de acuerdo a intereses non santos, aquel vice-ministro de suelos y agua, solamente para el río Veragua, otorgó 3 permisos, casi todos en el mismo área, para que los granceros agraciados tuvieran más facilidad de acceso. Para ese río, esos permisos fueron una pesadilla y en junio 2015, con el último de ellos, se intervinieron 500 metros lineales del lecho de ese río, con una explotación tan discriminada y anárquica, que hizo que cambiara su cauce y por ende su curso, con todas las consecuencias negativas.
Lo peor de esta penosa aventura es que el Decreto 530-09 se empleó como la excusa legal para que el Ministerio de Medio Ambiente respaldara la explotación de los áridos del río Veragua, cuando el indicado decreto solo autoriza la canalización de los ríos en Distritos de Riego donde no se encuentra el río Veragua, agregando la ilegalidad a los permisos otorgados por el entonces vice-ministro de Suelos y Aguas, lo que nos obliga a pensar que todos los permisos otorgados a la grancera DUALMA tuvieron una finalidad dolosa, pues nadie pone a ganar millones de pesos a terceros con una actuación ilegal, de manera libre, dañando importantes ecosistemas y causando graves daños, solo por amor al arte.
Hasta donde sabemos, salvo prueba de lo contrario, la comisión creada en el Art. 2.- del Decreto 530-09, no aprobó las canalizaciones de que fue objeto el río Veragua, no solo porque este río no se encuentra en ninguno de los Distritos de Riego que establece, si no, porque esos permisos fueron otorgados de forma unilateral por el ex vice-ministro de Suelos y Aguas, con fines que ameritan todas nuestras sospechas de juego sucio, al cual no se iba a someter las entidades que conforman esa comisión.
En el caso del río Veragua ocurrió todo lo opuesto a lo que establece el Art. 2.- del Decreto 530-09, a saber; lejos de reducir los riesgos de desastres con las posibles avenidas de ese río, las lluvias caídas recientemente, causaron los daños más devastadores registrados hasta ahora; los cultivos y poblaciones de la cuenca baja del río, especialmente, las situadas después del área “canalizada”, fueron afectadas de forma contundente, con grandes pérdidas económicas y materiales; todo ello demostró, fehacientemente, que esas canalizaciones, permitidas con el único propósito para que un par de individuos tuvieran beneficios millonarios, estuvieron muy lejos de garantizar la protección de bienes y propiedades, como tampoco la conservación de las infraestructuras hidráulicas y viales (como establece el Decreto 530-09), pues después de los fenómenos lluviosos, hemos visto la destrucción de puentes y carreteras.
El Decreto 530-09 fue modificado, unos diez (10) días después de su emisión, por el Decreto 582-09, con el único propósito de darle un rol protagónico al Ministerio de Medio Ambiente, o sea, para ponerlo a encabezar la Comisión, por encima del INDRHI, que es la entidad que por ley y desde mucho antes que se creara Medio Ambiente, tiene el dominio de las aguas del país. ¿Es posible tal ridiculez? En otros lugares no, pero en nuestro país, sí.
El Decreto 530-09 falla, olímpicamente, en enfocar de manera objetiva el problema de la sedimentación de ríos y embalses de presas del país. La Comisión que crea es muy gubernamental y por tanto tendente a suplir sus necesidades políticas, de clientelismo y corrupción a costa de recursos no renovables y de la integridad natural de nuestros ríos y embalses, como ha estado sucediendo.
Esa Comisión debe ser fortalecida con la integración de las respectivas Juntas de Regantes y con, por lo menos, una organización no gubernamental de reconocida solvencia moral, que vele por los intereses de la ciudadanía. Las canalizaciones deben ser sometidas a estudios de riguroso carácter científico, que determinen que son necesarias, para cada río donde se podrían realizar. Esos estudios deben presentar los metros lineales a ser intervenidos en cada caso, las profundidades y forma de los cortes en los lechos de los ríos, las cantidades de metros cúbicos a ser explotados y en las condiciones en que deben ser dejadas las riberas de los ríos intervenidos, incluyendo sus bosques de galerías. Las granceras deben ser seleccionadas por la Comisión por medio de licitaciones públicas y las escogidas deberán presentar un Estudio de Impacto Ambiental, como cualquier otro proyecto de explotación y desarrollo. Y lo más importante, esas canalizaciones deberán ser sometidas a una revisión o chequeo constante, desde el primer día hasta el último, por parte de Medio Ambiente, a fin de que se cumpla con los términos de referencia y las normas que se establezcan. Hasta que el Decreto 530-09 o el que lo sustituya ,no incluya todos los elementos aquí definidos, se estará ofreciendo oportunidades para los desmanes y la corrupción.
Lo último arriba indicado es lo que pasó con la grancera Dualma, con sus socios Ricardo Linares y Enrique Duval, que sin control ninguno de parte del Ministerio de Medio Ambiente, se benefició de la explotación, con permisos oficiales, de cientos de miles de metros cúbicos de material del río Veragua, sin ninguna supervisión. No tenemos la cuenta exacta, pero aparecieron depósitos monstruosos de material de construcción en las granceras que tienen en Veragua y Sabaneta.
En contraparte, la grancera tenía que canalizar y proteger las riberas de ese río con gaviones de piedras, pero lo que hicieron fue acumular materiales extraídos del río para formar una pared de casi 500 metros de largo y varios metros de altura que terminó por desviar el río de su cauce natural. Así las cosas, el escenario estaba listo para causar un desastre cuando el río viniera con grandes cantidades de agua, como sucedió el pasado noviembre. Todo ese material acumulado fue llevado por la corriente, quedando el río desprotegido.
Entretiempo la grancera estaba sacando material en el río, se estaba deforestando una grande porción de bosque a la orilla del río como lo ensena la foto sin que hubo ninguna sanción:
Todo esto evidencia, que esos permisos fueron otorgados para el negocio con la grancera y no para “salvar” la comunidad y para que fuera una bendición para el río Veragua como argumenta, cínicamente, el ex viceministro José Alarcón, cuando los hechos demostraron, sin lugar a dudas, el grandísimo desastre, a la vista de todos, que significó su manejo interesado de las canalizaciones.
Esa canalización del río Veragua como las del 2009 y 2013 tuvieron resultados de corta duración, a las primeras oportunidades de lluvias demostraron su poca efectividad, pero los que la hicieron vieron agrandar sus cuentas bancarias de forma importante.
En cuanto al papel jugado por ex vice-ministro de Suelos y Aguas, sus expresiones en una reunión sostenida con los camioneros de transporte de materiales de construcción en Gaspar Hernandez, lo dejó todo muy claro, cuando dijo:
Nosotros estamos aquí en un matrimonio sin divorcio, debemos trabajar unidos para protegernos y defendernos, pero siempre para defender un orden, un orden para poder seguir aprovechando esos recursos que están ahí, aunque yo les digo que eso no es un proceso completamente legal.
En septiembre 2016, con el nombramiento del nuevo Ministro de Medio Ambiente; Domínguez Brito, José Alarcón fue cancelado de su puesto como vice-ministro de Suelo y Aguas. Por fin, pensamos, se está haciendo lo correcto y dando ejemplo de que las personas que no cumplen con sus funciones deben ser separadas de sus puestos para dar paso a otras que sí cumplan con sus deberes, pero se nos había olvidado, momentáneamente, que, desafortunadamente, el gobierno que tenemos es un garante de la impunidad. José Alarcón no ha sido castigado, al contrario, ha sido premiado como Director ejecutivo de la Mesa del Agua, de acuerdo al Decreto 265-16, eso es algo así como poner la iglesia en manos de Lutero. Que Dios nos tome confesados, pues el futuro del agua del país está en manos, ahora con mayor jerarquía, de una persona que ha demostrado con creces, ser el peor enemigo de un recurso tan valioso.
